miércoles, 11 de agosto de 2010

ESTRATEGIAS DE HIPERHIDRATACION "¿SON EFICIENTES?" Parte II


PARTE II

Efectividad de la hiperhidratación

La desmejora de la capacidad fisiológica a veces está asociada con la hipohidratación ha derivado en la noción de que la hiperhidratación pre ejercicio puede retrasar o evitar la hipohidratación durante el ejercicio. También se ha sugerido que la hiperhidratación podría mejorar la función termorregulatoria a través de la expansión del volumen sanguíneo y por lo tanto mejorar el rendimiento.. Diversos estudios han examinado los efectos de la hiperhidratación utilizando agua, o agua con electrolitos. Sin embargo, ambos métodos solo han derivado en una expansión transitoria del agua corporal total, debido a que la sobrecarga de fluidos es rápidamente excretada por los riñones. Diversos estudios han demostrado que en comparación con la ingesta de agua sola, la ingesta de glicerol conjuntamente con un gran volumen de fluidos deriva en una mayor retención de fluidos. El glicerol es un metabolito importante, que puede obtenerse en la mayoría de las farmacias. Es un fluido espeso que posee propiedades osmóticas (i.e., los riñones tienen la capacidad de reabsorber glicerol y por lo tanto agua), lo cual permite que actúe como un esponja y absorba y retenga agua corporal. El mecanismo exacto por el cual el glicerol incrementa la retención de agua no se comprende del todo. Sin embargo, Freund et al, sugirieron que el glicerol actúa a través de un efecto directo sobre los riñones y no sobre el sistema endócrino como se sugiriera previamente.


Teóricamente, la hiperhidratación con o sin glicerol perece tener el potencial de mejorar el rendimiento y reducir el riesgo de experimentar los problemas asociados con la hipohidratación. Numerosos estudios han investigado los efectos de la hiperhidratación sobre la termorregulación con o sin glicerol. La mayoría de los estudios que han examinado los efectos de la hiperhidratación inducida por glicerol utilizaron 1-1.5 g de glicerol por kg de peso corporal conjuntamente con grandes volúmenes de fluidos (aproximadamente 2 L). Algunos de estos estudios reportaron que, durante el ejercicio subsiguiente al procedimiento de hiperhidratación, la temperatura central era menor que la observada durante las pruebas de control. Además, algunos de estos estudios también han reportado mayores tasas de sudoración luego de los procedimientos de hiperhidratació. Por otra parte, existen estudios que han demostrado que la hiperhidratación no provee ninguna ventaja termorregulatoria.


Una revisión de los estudios que han demostrado una ventaja termorregulatoria con la hiperhidratación reveló que estos pueden haber sufrido problemas metodológicos que hayan confundido sus resultados. Algunos de estos estudios utilizaron la hipohidratación como control en lugar de utilizar euhidratación, mientras que los estudios que han reportado menores temperaturas centrales con la hiperhidratación lo hicieron luego de que los sujetos consumieran agua fría. Debido a que diversos estudios han demostrado que la hipohidratación deriva en una mayor temperatura central y en una menor tasa de sudoración durante el ejercicio, es probable que los problemas metodológicos mencionados puedan explicar la ventaja termorregulatoria “artificial” con la hiperhidratación. Sin embargo es importante mencionar que si bien la hiperhidratación no provee ventajas termorregulatorias, si puede retrasar la pérdida de agua corporal y por lo tanto retrasar alguna de las consecuencias negativas asociadas con la hipohidratación. Además, es importante señalar que una seria desventaja práctica de la hiperhidratación inducida con agua es la rápida eliminación de cualquier exceso de agua en los riñones. Notablemente, la rápida ingesta de grandes cantidades de agua (u otro fluido bajo en sodio) puede derivar en hiponatremia, con consecuencias clínicas muy serias. El momento en que se realiza el procedimiento de hiperhidratación con respecto al momento del comienzo del ejercicio es de gran importancia. Si el ejercicio comienza una hora luego del comienzo del procedimiento de hiperhidratación, la hiperhidratación inducida por agua y por glicerol resultará en un estatus de hidratación similar al comienzo del ejercicio (un incremento en el agua corporal total de aproximadamente 1.5L por encima del valor basal). No obstante, dos estudios recientes que han utilizado atletas como sujetos han demostrado que, si el ejercicio comienza luego de las 3 horas de iniciado el procedimiento de hiperhidratación, la hiperhidratación inducida con glicerol resultará en un incremento en la retención de agua de aproximadamente 600 mL mayor que la hiperhidratación inducida con agua, lo cual se evidenció mediante el pesaje posterior a que los sujetos orinaran y mediante la medición del agua corporal total. Si la única ventaja de la hiperhidratación es que retrasa la hipohidratación, entonces es importante señalar que si se mantiene la hidratación durante el ejercicio, entonces la hiperhidratación (inducida con agua o con glicerol) no provee ventaja alguna. Desde un punto de vista práctico, muchas veces es difícil mantener la hidratación, especialmente durante la realización de ejercicios en ambientes calurosos en donde las tasas de sudoración pueden ser muy altas (> 2L por hora). En estas condiciones, la hiperhidratación puede ser ventajosa para retrasar la hipohidratación y alguno de los efectos adversos asociados con esta condición.


Continuará ...

2 comentarios:

Morath dijo...

Ufff, me pierdo un poco con la profundidad de algunas de las cosas (como debe ser :-D).

Aunque no sea hiperhidratación como tal, creo que si el deportista tiene facilidad para echar la meaíta como los perros (de las de apenas un chorrete) ante la duda es preferible echar unos sorbos de más que unos de menos durante las 2-3 horas previas a la competición, sobre todo, en la última hora y, si tiene esa "facilidad", diría que casi hasta los últimos minutos previos a la salida.
No me refiero a meterse una botella de cada vez sino a ir metiendo con bastante frecuencia sorbitos (no llegan ni siquiera a llenar media boca) porque ayudan a mantener una sensación de estar hidratado (además de que luego se esté realmente hidratado) y evitan, además de la molesta sequedad, el que te entre un apretón de sed y a media hora de salir pegues un sorbetón de medio litro porque te notes seco.

Además, diría que ese puntito extra de líquido en esas 2-3 horas ayuda bastante a hacer la "liberación de pesos" :-D

De todas formas, es un punto en el que hay tantísimos factores (algunos los podemos controlar con pruebas previas pero el día D, hay un clima, temperatura, ... que no podemos controlar) que creo que lo mejor es prestar atención a lo que vamos haciendo y tomar conclusiones para saber qué nos va bien o mal en cada situación y tratar de jugar con ello.
Es decir, aunque sepamos que teóricamente debemos bebernos X cantidad de agua en esas tres horas previas, si por alguna razón es un día raruno en el que notamos que se nos amontona el agua en la barriga y no la digerimos, creo que es preferible arriesgarse y bajar la cantidad ingerida a ver si se termina arreglando porque si nos empecinamos en seguir metiendo líquido, lo mismo acabamos petando por el "glu, glu" que llevamos.

La verdad es que es complicado este tema porque se juntan las sensaciones que tenemos (sed, plenitud del estómago, sudor, ...) y, luego, las que no vemos (cómo de hidratado está el organismo).

Pero, bueno, así es más interesante porque mete ese grado de incertidumbre que nos obliga a improvisar algo y a adaptarnos... si fuéramos máquinas esto sería ciencia exacta y no molaría :-D

JUAN DE LA TORRE CORVILLO dijo...

Eres un crack me gustan tus reflexiones, siempre aportan ese punto que las investigaciones dejan a un lado. Muchas gracias