En el año 1977 el hizo acto de
presencia con el objetivo de mejorar el rendimiento de los deportistas más
exigentes. El pulsómetro en esa época no era accesible para todo los
deportistas, pero sus grandes ventajas no fueron solo vistas por los deportistas de élite sino también por
lo populares que hicieron un esfuerzo para poder adquirir uno y así poder tener
un control diario más exhaustivo de sus entrenamientos. Este gran auge hizo que
el pulsómetro se popularizase y el número de modelos aumentase a la vez que sus
precios se adecuaron a las necesidades de cualquier tipo de practicante. Su
evolución constante ha llevado a tener auténticas virguerías donde se pueden
registrar registrar datos como las pulsaciones máximas (ppm), las pulsaciones
medias (ppm AVG), el tiempo entrenado en las diferentes zonas de entrenamientos
(umbrales), los desniveles acumulados, el consumo de calorías, velocidad a la
que hemos entrenado, cadencias, variabilidad de la frecuencia cardiaca, …
pudiendo volcar toda esta información en el PC. Su software procesan los datos
de tal manera que no se escapará ni un detalle a nivel de gráfica, datos al
segundo, …
Aspectos a tener en cuenta para un buen uso
Si ya estás usando un pulsómetro
o estás decido a hacerte con uno lo primero que debes de hacer es ir a un
centro médico para hacerte una “revisión”. El médico te evaluará para ver como
se encuentra tu corazón. Lo ideal es que te hagan un electrocardiograma para
ver en reposo como trabaja el corazón y posteriormente harás una prueba de
esfuerzo con en fin de evaluar el corazón cuando tu cuerpo está sometido a
esfuerzo. La dureza de la prueba la marca el nivel del deportista junto con la
valoración médica ya que puede ser una prueba máxima que cesa cuando el
deportista no puede más o una prueba pico en la que el médico pone fin cuando el deportista ha llegado a un nivel
determinado de esfuerzo.
Con la prueba en vuestras manos y
según os haya indicado el médico debéis de introducir en vuestro pulsómetro los
dos umbrales que os hayan indicado. El primer umbral es el aeróbico (VT1) y el
segundo el anaeróbico (VT2).
En los primeros minutos del
entrenamiento puede que vuestro pulsómetro no registre bien el puso. Asegúrate
de que la correa la has colocado justo debajo del pectoral y que está
ligeramente húmeda, sino lo está lo único que tienes que hacer es mojarte los
dedos con un poco de agua y pasarlos por la superficie de la banda que no es
goma elástica. Reinicia tu pulsómetro para que éste capte las pulsaciones y ya
podrás comenzar a registrar datos.
¿Qué se trabaja en cada umbral?
En el informe vienen los umbrales
donde están marcadas unas pulsaciones con las que debéis de trabajar con el fin
de obtener mejoras fisiológicas que se conseguirán con la constancia del
entrenamiento, dando lugar a una mejora del rendimiento deportivo. Cuando
entrenáis en el primer umbral se aumenta el tamaño del corazón, disminuyen las
pulsaciones en reposo, aumenta la sangre que sale del corazón en cada
contracción, se mejora el aporte sanguíneo a las zonas más implicadas en el
ejercicio … sin embargo cuando trabajéis en el segundo umbral se conseguirá
mejorar la tolerancia al lactato, aumentará el consumo máximo de oxígeno, se
engrosan la paredes del corazón, …
Continuará...
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