domingo, 16 de septiembre de 2012

RODRIGO BORREGO Parte II "Crónica Cto de España GE"



¡¡¡A correr por el todo o nada!!!
La llegada es un poco caótica pero, como iba delante, puedo librarla bien y pongo pie a tierra en tercera posición y activo a tope: las patas para volar en la T2 con la bici en la mano y volver a limar segundos y los 5 sentidos para ver dónde está mi sitio y dónde está el escapado.
Sale todo bien porque tomé bien la referencia de mi sitio y calcé rápido las zapas pero “gasto” un par de segundos en apretarme las tancas para que las zapas vayan perfectas ya que iba a tocar exprimirlas a tope y las necesitaba ceñidas al pie.
Que diga ahora que salí como alma que lleva el diablo no aporta nada porque siempre salgo así de la T2 pero ésta ha sido una de las veces en las que más encendido salí porque necesitaba jugarme el todo por el todo y ya no pensaba en los que podían venir por detrás (de mi grupo o de los anteriores a los que, por cierto, no sabía cuánta ventaja le llevábamos).
Me cantaron 25’’ y en apenas trescientos metros había un giro de 180º donde me pareció ver que la distancia se había reducido apenas a la mitad así que algo no me cuadraba pero seguí al mismo ritmo, con lo que contacté con la cabeza antes incluso de haber entrado en el estadio pero, lejos de apalancarme ahí para recuperar el aliento, seguí igual, a todo lo que daba para no permitir ni un solo respiro y que no se me pegara al culo.
Aunque iba “bien” (dentro de lo bien que se va al empezar a correr), la cabeza me daba mil vueltas: ¿le habrá pasado algo… es que iba “parado”? ¿cómo vendrán los de atrás? ¿aguantaré a este ritmo? ¿y si aguanto y luego resulta que ha petado?
Vamos, que tenía al coco trabajando casi más que a las piernas pero la caldera seguía a tope y las sensaciones eran buenas así que me daba igual todo, yo iba ya en modo kamikaze y que pasara lo que tuviera que pasar. Además, me habría sido imposible bajar el ritmo porque la gente me llevaba, literalmente, en volandas, tanto los conocidos que me animaban como los que no me conocían de nada y que simplemente estaban jaleando al muchacho ése que iba volando bajo. Identifiqué a muchísima gente pero iba tan concentrado (con la mirada de 30º hacia abajo) que apenas me permitía el gesto de complicidad de levantar el pulgar, no quería tentar a la suerte.
En el primer paso por recta de meta, ví que había sacado cierta ventaja a los compañeros de grupo pero veía buenas caras así que esos ¿20’’? no sólo no me tranquilizaron sino que me sirvieron para seguir igual sobre todo, porque veía que en los cruces, aunque le metía algo de tiempo, no crecía mucho a pesar de que iba casi a todo lo que daba y que no iba a poder ir a ese ritmo todo el rato.
Sin embargo, en la tercera vuelta, sin saber por qué, en una referencia ví que había crecido bastante la distancia así que me dio un subidón sólo comparable con el bajón que me había dado en la bici porque, aunque fuera empezando a acusar el esfuerzo, sabía que yendo a velocidad crucero, si por detrás no venía uno de los galgos, ya podía tenerlo en mi mano.
Pero, nada, ese pensamiento me duró medio segundo porque, si has ido hasta ahí, has trabajado tanto, estás en un momento dulce, ¿por qué vas a entregarte? ¡no! ¡¡¡Sigue igual y disfruta de ese momento!!!, amén de que nunca sabes qué puede pasar y todavía no te has librado de un posible desfallecimiento.
Así que únicamente me permití bajar un puntín, manteniendo el nivel de exigencia que sabía que sí que iba a poder mantener hasta meta y que, después de ver cómo me iba cruzando con la gente, que me iba a dar muy probablemente el oro.

¡¡¡Llegada a la nube!!!
Dicen que cuando te sabes ganador (en realidad es cuando te ves con más probabilidades que en el momento de la salida), vas en una nube pero yo debo ser muy raro o mis nubes deben ser un poco ásperas porque cada vez me dolía más el cuerpo… aunque tenía cero ganas e intención de bajar el ritmo y, no sólo eso, sino que, si hubiera podido, lo habría apretado más aún para disfrutar de esa manera que tanto me gusta: sufriendo, dándolo todo y llegando a meta “a cero”.
No me relajé hasta que no estuve a 100 metros de meta cuando empecé a pisar moqueta azul y ví que ponían cinta de meta y, aunque traté de pensar en alguna chorradilla, me bloqueé de tal manera por la emoción, que no fui capaz más que de hacer el típico agarre de la cinta (apenas había público en meta así que tampoco pude hacer tonterías en la entrada).
¿Qué se siente en ese momento? Todo y nada… no sé cómo describirlo porque hay demasiadas emociones tanto físicas (cansancio, relax, …) como de coco (acordarte de gente, alegría, ganas de llorar, …).
Así que, nada, a dejarse llevar y a vivir el momento, “por ti y por todos tus compañeros” que te han acompañado y ayudado en ese viaje que ha habido hasta ese instante ya que, al menos en mi caso, aunque yo sea el que nada-pedalea-corre y el que aparece en las clasificaciones como Rodrigo Borrego, del C.N. Petrer – Carpintería Metálica La Villa, primer clasificado del Grupo de Edad de 30-34 del Campeonato de España de Triatlón 2012, no sería nada sin toda esa gente que estáis ahí detrás de mí animando, ayudando, aconsejando, guiando, … no sólo en los buenos momentos como éste sino también en los “no tan buenos” y, sobre todo, en los realmente malos con lo que, os guste o no, soy tan culpables o más que yo de lo que me pasó el 8 de septiembre de 2012 en Pontevedra.

No hay comentarios: