Nuestro amigo Rodrigo Borrego ha vuelto a proclamarse campeón de España de G.E. Nada más enterarnos le pedimos una crónica y de inmediato la teníamos en el buzón de entrada de nuestro email. Le pedimos perdón por no publicarla el lunes, pero teníamos otras pendientes. Mil perdones Rorro. Por cierto este fin de semana ha vuelto a subir a lo más alto del podium. Todo un genio y figura, vaya temporada de triatlones, duatlones, trail,... todo un todo terreno. Os dejamos sus palabras
Escalera a la nube… por segunda vez
El “previo” a la salida…
…comienza a
las 9:00, con los Fraggle Rock sonando a toda leche en el despertador del
teléfono móvil, con lo que la activación es inmediata :-D
Pequeño
repaso mental a la agenda del día haciéndolo “marcha atrás”: a las 15:00
bocinazo, a las 13:00 hora tope para meter las cosas en el área de transición,
a las 10:00 abren secretaría… por lo tanto, un poco de tranquilidad y decido
hacerlo todo del tirón a eso de las 11:00.
Hasta ese
momento, un poco de tonteo internetiano, desayuno testimonial (cuando la
competición es a la hora de comer, ni desayuno, ni como sino que hago una
especie de comi-desayuno, aunque meto algo en el estómago al levantarme), preparar
la mochila con las cosas necesarias para la entrada a boxes, etc.
A las 11:00
recogida de las “bolsa del triatleta” (la entrecomillo porque eran sólo
dorsales, gorro y una camiseta ramplona (prefiero no decir nada respecto a esto
;-D), me reparto los adhesivos por casco y bici y antes de ir a boxes,
aprovecho para hacer la activación de rigor.
¿Cuánto
tiempo, cuántos kms? Sencillo, lo que pida el cuerpo así que me limito a rodar
un poco por la zona del bucle que no conocía del circuito y darle un par de
vueltas porque el circuito lo conozco del año pasado (ni cambios de ritmo, ni
apretones ni ná de ná… simplemente pedalear tranquilo, activar cuerpo, probar
cambios y frenos, etc.).
En la zona de
transición, sin problemas porque la gente estaba en la reunión técnica (decidí
saltármela porque en el 90% de los casos no valen para nada y se limitan a
ponernos una presentación) y dejo todo menos los bidones de isotónica que
decidí cambiar apurando antes de las 13:00 (luego me enteré de que nos dejaban
meterlo antes de la salida pero, bueno).
Marcho al
hotel y como ya eran las 12:00 hago el comi-desayuno, preparo bidones y de
nuevo a boxes para ponerlos en la bici y en ese momento me entero de que el
recorrido no es el del año pasado sino que se hace ¿”al revés”?, que en la
última vuelta hay que hacer no sé qué cambio raro por el otro lado del puente…
uy, que resulta que esta reunión técnica sí que han contado cosas… bueno, lo
hecho, hecho está así que no me estreso y tiro para el hotel para seguir
tranquilo.
Una horilla
de esparcimiento y tonteo internetiano aprovechando para revisar lo que faltaba
del material, circuitos que tenía en el ordenador, últimos pensamientos sobre
la carrera… un saludo a las mariposas en el estómago, que empiezan a aparecer
apenas una hora antes… y un poquito de chateo y parloteo para liberar un poco
de tensión.
Otra vez a
boxes y sigo bastante tranquilo, “simplemente” con esa sensación que tiene
cuando sabes que tienes hechos los deberes, que llevas las cosas preparadas,
que no te viene mal el entorno… pero que hay infinidad de cosas que no
controlas y que dependen del azar y de cómo vaya la carrera.
De hecho, en
todas las conversaciones que tuve hasta el mismo instante antes de saltar al
agua, siempre dije y mostré esa misma “cara” así que, que nadie diga que no lo
avisé o que me escondí ;-D
¡¡¡Al agua
patos!!!
Tras unos
minutos en el pantalán, que se hundía por momentos y, como siempre, apurando
hasta que dicen que queda un minuto para la salida (eso de calentar en el agua
no va conmigo ;-D), voy a la zona del centro de la ría, justo debajo de la boya
porque se me antojó que ése sería el mejor sitio para mí (independientemente de
si era mejor o peor nadar por ahí).
Nada más dar
el bocinazo, lo que toca es salir a “marica el último” así que pedal a fondo y
a nadar respirando cada dos (sí, sí, paso de cada cuatro al principio, porque
bastante apnea toca hacer cuando te toca saltarte alguna respiración porque
alguno te ha dado un manotazo).
Sensaciones
raras porque me noto que voy bien (no soy rápido pero voy viendo que mantengo
buena posición), recibo alguna que otra caricia en la cara que me coloca un
poco más apretadas las gafas en los ojos (vamos, que casi me las incrustan un
par de veces ;-D)… en fin, sensaciones típicas de una salida a tope con tus
momentos buenos y malos.
Se estira un
poco la cosa pero en las miradas que echo hacia la boya calculo que debo ir
alrededor del 15º-20º cuando llevamos un cuarto de agua así que, primer punto:
si he superado el sprint y estoy en zona limpia de nadadores, ya hemos salvado
un problema así que, ala, un pequeño movimiento a derechas y a pillar pies
(algo raro en mí salvo que encuentre un buen ritmo).
En el giro de
las dos boyas de mitad de recorrido, veo que la gente no va a apurar bien así
que me la juego y aprieto un poco para enganchar y, no sólo sale bien la cosa
sino que al empezar a volver (contracorriente), parece que bajan el ritmo así
que, como soy un poco radical libre, sigo a mi ritmo y me pongo en cabeza del
grupo aunque gaste más energía y esa posición la mantengo prácticamente
quinientos metros, hasta que llegamos a una zona donde cubre poco, que nos
obliga a desperdigarnos en función de las decisiones que tomamos cada uno (yo,
como soy “de ciencias”, tiro por la línea recta, aunque me obligue a nadar un
poco regular porque apenas cubriría medio metro).
Como veo que
voy incrustado en el grupo y que a los de delante no los pillo en la
transición, en los últimos doscientos metros, bajo un pelín el ritmo, más que
para recuperar aliento, para que no se hinche el brazo y me dé un susto por
empezar a perder fuerza así que toco tierra el 3º-4º del paquete (10º-12º creo
que fue).
¡¡¡Vamos a
pedalear!!!
La transición
era kilométrica así que lo tenía claro: exprimirla a tope y correr como si estuviera
ya en el segmento de carrera a pie para recuperar todo lo posible y sacar un
poquito de ventaja a los que vinieran conmigo del agua (me cantaron 8º).
Sale bien
todo el tema de quitarme el neopreno, ponerme casco y dorsal y agarrar la bici
así que, sin ser una transición súper, sí que la rentabilicé mucho (no sé
cuánto es ese “mucho” pero sí que limé unos buenos segunditos mágicos ;-D).
Antes del
saltito de rigor, mirada rápida delante y detrás para ver cómo de rápido había
que hacerlo y decido calzar dándome un segundo de margen para meter bien los
pies porque ni engancho por delante, ni me sueltan por detrás y eso de tener
los pies metidos bien desde el principio vale mucho.
A partir de
este momento es cuando empieza gran parte de al lotería y como noto que no voy
súper (un poco por el sprint en el área de transición y, por otro, porque sé
que este año voy con menos punch, aunque más fondo), no salgo a morir sino que
opto por una táctica un poco conservadora: a ver qué tal sale el paquete que se
va a formar con los que estamos juntándonos.
No
circulábamos mal y le íbamos recortando a los que habían salido primeros del
agua pero cuando había amagos de tirón o se incorporaba alguien desde atrás,
sufría bastante así que activé el modo alerta total para no perder ni un solo
metro a lo tonto.
Creo que fue
en la segunda vuelta en la que contactamos y ahí es donde empiezan a reavivarse
los palos y la sensación de intranquilidad por mi parte pero, afortunadamente
para mí, no eran palos “encarnizados” ni eran a discreción así que fui midiendo
mucho cada salto que hacía y al ver que quien más estaba atacando se iba un
poco, decidí dejar de saltar a ver si había suerte, se quedaba solo y se
tranquilizaban un poco las cosas.
Caray, dicho
y hecho, nos quedamos como una balsa de aceite, en bastante buena compañía
porque todos éramos conscientes de que era un circuito para ir en grupo y
simplemente nos limitamos a mantener al de delante a una distancia prudencial
de medio minuto.
Reconozco que
fui bastante perro y que apenas trabajé pero: para eso están las tácticas en
carrera, no iba fino, sé que cuento con una de las mejores carreras a pie así
que bajarme en cabeza, para mí es partir de una muy buena posición y, lo
principal y que no me podía creer, íbamos metiéndole tiempo al paquete que
venía detrás y, sobre todo, a los siguientes, que es donde venían los galgos
que más miedo me daban de cara a la carrera a pie.
Conclusión:
trabajar lo justito aprovechando las subidas, esconderme en la zona de aire en
contra y zonas de rodar de potencia y 100% al loro en casos de palos, la zona
del bucle, giros de 180º, etc.
Mentiría si
no reconociera que en la cuarta vuelta no me asaltaron mil pensamientos de
“éste va a ser un gran día, se está poniendo muy de cara” pero, uf, vaya bajón
me dio oírle a un compañero que “ojo, que el que va escapado corre en 34’”…
vaya vuelta a la realidad me pegó eso… pero, también me supuso una activación
brutal y unas ganas de salir a morir a pie que no sabría cómo describir.
Así que,
nada, tocó ponerse un poco las pilas y empezar a hacer números y preparar la
táctica de cara a la carrera a pie aunque sin perder los nervios porque ese
medio minutejo, contando con el calentón con el que se bajaría, era algo que
podría recuperarse.
Con las
orejas bien tiesas, en los últimos kilómetros me dedico a respirar todo lo que
puedo, relajar las pernas siempre que puedo, tomarme el gel de rigor y ponerme
alerta para la entrada a la transición, que es lo que me habían dicho que
cambiaba y que no conocía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario